se los dejo a quien más los codicie,
que haga lo que quiera, igual hace ya rato que no me hace caso
por favor no lo dejen llegar al cielo, que si me estoy matando,
es porque estoy cansado de existir.
Rodó breve en una inmensa oscuridad silente, desapareció fugaz en un sólo gesto de la mano, más bastó la canción efímera de su vida para que el corazón se contristara ... en la inconmensurable soledad
Soñé anoche que me llamabas mientras dormía,
y me tomabas de la mano y volando me conducías,
a un lugar ignoto y mágico donde el viento susurraba,
melodioso entre las ramas de los árboles frondosos,
como si llevara el murmullo de la fiesta de los sauces.
Te encontré al fin cuando estaba ya avanzada la mañana,
dispuesto como siempre a contagiarme de tu magia,
pero te vi en cambio con el corazón acongojado y triste;
en tu rostro los ojos inundados de lágrimas amargas
y tras de ti atadas las alas de angustia y desespero
Te tomé entre mis brazos fuertemente,
enjugué tu llanto amargo con la dulzura de la risa,
y caminando largamente, casi sin darnos cuenta,
alcanzamos aquel horizonte que tan lejano parecía,
cuando antaño el sendero plateado no veías.
Sonreíste entonces, ya alegre, serena y hermosa
y desataste el nudo que te hizo el desconsuelo,
abriste las alas como una recién nacida mariposa
y cuando llegó el tiempo de partir, hasta otro día,
volaste de nuevo al viento, ilusionada
Yo te contemplaba con los pies libres del suelo.
Me descubrí riendo entre los soñados sauces,
mientras que mi corazón al tuyo le decía:
¡vuela y ríe ahora, hada mía!, que seré yo luego
un duende alado... para cuando a ti te falten alas.
Ángel mío, flor lejana….
si no recoger con un beso, de tus labios el frío rocío de la mañana
mis labios que otra cosa desearan
que otra cosa si no mi mano a tu mano cercana
dar una caricia interminable hasta que las estrellas suspiraran
del mudo día se hacen largas las horas de la ausencia
invisible muro de la distancia sin benevolencia
que duele tanto cuanto crece el anhelo y persevera
al alba encontraré de la brisa tu mensajero viento
para que susurre a tu oído este amor que tanto siento
mientras llega la hora de soñar contigo otra vez la primavera.